miércoles, 25 de noviembre de 2015

Mitos y Leyendas

Mitos y Leyendas

El Mula Jupay
 Cuentan que antiguamente vivía una señora sola y que convivía con un sacerdote, al principio no pasaba nada, pero luego sucedió algo increíble; todas las noches a eso de las doce, galopaba por las principales calles del pueblo una mula arrojando chispas por la boca y un día un grupo de jóvenes, acordaron lacear a la mula con una soga(chiquillo), especie de soguilla delgada hecha con las cerdas de la cola de las vacas. En efecto, estos jóvenes, una noche se dieron cita en el lugar por donde pasaba la mula, se escondieron y esperaron el momento oportuno, cuando apareció le echaron lazo al cuello y en seguida se escuchó un grito y lamentos de dolor que decía “achachau, achachau”, e inmediatamente se convirtió en una mujer, que al instante fue reconocida.


El Human-Juapay

Dicen que una mujer de la vida alegre, convivía con un cura, así paso el tiempo y una media noche decidieron pillarle unos jóvenes para verificar lo que contaban que una cabeza aparecía por las noches emitiendo voces raras, que con solo escucharlo ponía los pelos en punta. Esa noche citada se dirigieron al patio de la casa de la persona que ya más o menos ellos sospechaban para cuidarla y efectivamente a las doce de la noche salió la cabeza como si volará, enseguida ellos penetraron a la casa y encontraron a la señora durmiendo en la cama, su cuerpo sin cabeza prestamente frotaron el cuello con abundante ají molido y se escondieron para ver regresar la cabeza y observar lo que pasa, en eso llegó la cabeza y busco el cuerpo para pegarse, intentó una y otra vez, pero todo fue en vano y en su desesperada situación, la cabeza buscó, anduvo por todos los rincones y encontró a uno de los muchachos e inmediatamente fue a pegarse al hombro de éste, desesperado hizo intentos de sacarse pero fue inútil, incluso sus compañeros no pudieron, el terror y el pánico hicieron presa de él, que falleció casi al instante por la fuerte impresión, la señora también murió.


Leyenda del Patrón San Juan
 Durante el coloniaje cuando menudeaban los levantamientos contra los españoles, en varias partes del Perú, en pro de la independencia, sucedió que en las montañas de Quimire, región de Chanchamayo, se levantó en armas Juan Santos Atahualpa en el año de 1,745, acaudillando a todos los indígenas de la Selva (chunchos) para que los españoles desocuparan la región. Los peninsulares huyeron hacia Tarma, dejando todo sus pertenencias. Las huestes de Santos Atahualpa los persiguieron, llegando a las alturas del pueblo de Huasahuasi. Los Huasahuasinos al saber que venían los chunchos, en dirección al pueblo, se fueron al lugar denominado Chajlacruz, donde se cierran los cerros formando una garganta muy estrecha, pensando que por allí subirían los chunchos. Los pobladores se parapetaron y llevaron gran cantidad de rocas, para el momento preciso lanzarlas como galgas y matarlos. Se habían preparado construyendo una especie de atalaya bien disimulado para espiar al invasor, pero estuvieron más de tres días y nadie llegó. El sitio por ese acontecimiento, tomó el nombre de Espía-Huayi, quiere decir: casa del espía.

Historia del Señor de Mayo

  A raiz de los acontecimientos de la revolución libertaria de Santos Atahualpa contra los españoles en Chanchamayo en 1,745, se cerró la montaña, por espacio de cien años. Por ello durante el Gobierno de Ramón Castilla se Decretó la apertura de Chanchamayo, en 1,845, enviando para tal efecto una cantidad de soldados a cargo del Coronel Pereira, quien fundó el pueblo de la Merced el 24 de Setiembre de 1846.

En ese tiempo, al abrirse la Montaña, invitaron a todos los pueblos cercanos para colonizar esas tierras, tal es así que fueron a recibir sus parcelas los pobladores de Tarma, Acobamba, Palca, Tapo y Huasahuasi. Cuando todos ellos confundiéndose se internaron a la selva a talar el monte, muchos encontraron casas abandonadas con sus enseres podridos, donde vivían serpientes y otros animales. Los españoles habían abandonado sus viviendas hacía cien años, huyendo de los hombres de Santos Atahualpa. En la parte más tupida del bosque, varios hombres al  talar un árbol muy grueso y alto al derribarlo y al sacar las ramas notaron con  gran sorpresa un hermoso crucifijo formado por el ramal del árbol. Lo sacaron con cuidado y todo el contingente miró atónito, con gran alegría. Lo cargaron y comenzaron el viaje, pero sin pensar  a que pueblo se dirigían; al llegar al punto denominado hoy Carpapata, recién empezó la disputa y el quítame, porque los huasahuasinos decían que les pertenecían, los Palqueños también querían llevarselo, al igual que los de Tapo, Acobamba etc. Entonces, el Coronel en un momento de inspiración dijo: “El Crucifijo lo va decidir” y ordenó a cuatro hombres, los más fornidos de Tapo que cargaran el madero; y no pudieron ni los de otros pueblos. Llegó el turno a Huasahuasi; se presentaron los cuatro hombres y lo alzaron como si fuera una paja. Viendo esto el Coronel y los otros dijeron que se iba a Huasahuasi. Al llegar al pueblo dentro de una algazara, hicieron una fiesta y dedicaron al Crucifijo, el día 03 de Mayo, por ser fiesta de cruces. Posteriormente lo hicieron retocar, pintaron la imagen y lo colocaron en el altar mayor del templo.


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